Hoy, la gran familia salesiana celebra la fiesta de su fundador, san Juan Bosco, un «soñador». Su vida fue un «gran sueño», en favor de los jóvenes. Desde pequeño se sintió llamado por Dios a realizar un gran ideal: ayudar a los muchachos pobres y necesitados a ser «buenos cristianos y honrados ciudadanos».
He aquí tres pinceladas de su vida. Primera: Don Bosco se dejó contagiar por la ilusión que late en cada joven. Nunca tuvo miedo a soñar. Concretó su vocación con grandes dosis de esperanza y de alegría. Segunda: La fe en Dios y la confianza en María Auxiliadora fueron los cimientos sobre los que asentó su gran sueño. Tercera: Centra su labor educativa en la bondad y en la firmeza, en la alegría, en la cercanía personal, en la confianza entre los jóvenes y los educadores, en la sinceridad y en el dinamismo. «Que los jóvenes se den cuenta de que son amados», decía con frecuencia.
Gracias a que él comenzó la obra, durante este curso las Salesianas celebramos que ya tenemos 150 años. Su gran amiga, María Mazzarello, compartiendo las ideas del carisma de Don Bosco, puso el primer granito de arena para que hoy las Salesianas estemos de celebración.
¡GRACIAS DON BOSCO!
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