Laura Vicuña: Vivir pensando en los demás, hasta incluso dar la vida.

Presentar a Laura vicuña en las redes sociales de un colegio salesiano es un reto y una alegría.
La primera carta de presentación es: “Laura alumna del colegio de las hijas de María Auxiliadora es reconocida por la Iglesia como modelo de santidad a los 13 años.”
Laura y su familia la podemos trasladar al hoy con unas características similares que nos trae la sociedad: Joven de su tiempo, emigrante, con muy pocas posibilidades económicas, situaciones muy duras intrafamiliares.
El encuentro con las salesianas, con el estilo educativo se cariño, cercanía amabilidad, con el sistema educativo salesiano llego a la santidad haciendo lo ordinario extraordinariamente bien, y como decía Main: “con alegría”.
Os presento una pequeña síntesis de su biografía, en la que podemos descubrir los secretos de una santidad desde la vida sencilla entregada y llena de amor, contando siempre con la presencia de María Auxiliadora.
Laura Vicuña nace en Santiago de Chile el 5 de abril de 1891. De padres chilenos,
José Domingo y Mercedes
Su padre murío repentimanente. Su madre se refugia en sus dos hijas: Laura y su hermana
pequeña, Amanda, en Argentina.Emigran hasta Jumin de los andes.
El 17 febrero 1900, Mercedes lleva a sus hijas al colegio de las Hijas de María Auxiliadora (salesianas).
En este ambiente de familia Laura y Amanda se encuentran muy a gusto……gracias a las hermanas y educadoras, que las acogen y ayudan en todo.
Laura, en el colegio, se preocupa por las niñas más pobres y ayuda a las más pequeñas en sus trabajos. Piensa mucho en su madre, quiere verla feliz.
Así va pasando Laura los años de su infancia. Haciendo bien las cosas sencillas de cada día, pensando un poquito en los demás, y cumpliendo con sus obligaciones. Se relaciona con todas de un modo sencillo y cercano, buscando el bien de cada una de ellas y atrae el cariño de todas.
Mientras está en el colegio, Laura sabe que su madre vive con Manuel Mora, propietario de la fábrica en la que trabajaba. Cuando vuelve a casa de vacaciones, se da cuenta enseguida de que Manuel es un hombre violento y sin escrúpulos.

Laura escribe en su diario un compromiso que recordará cada día:
– Primero: Quiere seguir siendo como en el colegio, servicial y buena amiga.
– Segundo: Que las demás también se propongan vivir con un estilo diferente. Querer y sentirse queridas.
– Tercero: Que mi madre pueda sentir lo mismo que yo, aunque no tenga un hombre que la quiera a su lado.
En enero de 1902, Laura va a pasar las vacaciones con su madre en la factoría de Manuel. Este, cuando está solo con Laura, intenta aprovecharse de ella. Laura responde con fortaleza y a pesar de la fuerza de Manuel logra liberarse y huir. Rabioso, la emprende con la madre y le dice que no pagará el colegio de las niñas.
Mercedes llama a la directora para decirle que las hijas no podrán ir al colegio. Pero esta le anima a que vuelvan y no se preocupe de lo económico.Esta experiencia marcó fuertemente a Laura.
Viendo como su madre continuaba en la misma situación, Laura seguía rezando por ella. Quería que su madre cambiara de vida. A Laura se le ocurre, que si pudiera, daría la vida para que su madre cambiara… Y así fue.
Cierto día, en plena época de lluvias, el colegio de Laura sufrió una inundación. Ella, junto con otras salesianas y educadoras, ayudó para sacar a las niñas del internado y ponerlas a salvo. Ésto hizo que Laura cogiera una fuerte pulmonía y tuviera que volver a casa. El 16 enero 1904 Laura se queda definitivamente en cama.
La última noche, Laura dice a su madre:
«Mamá, ¡me muero!
Hace tiempo le dije a Jesús que ofrecía mi vida por ti, para que tú cambies y seas feliz…
Mamá, antes de morir, ¿no me darás la alegría de verte feliz?»

Desde entonces, Laura Vicuña es propuesta como un modelo a seguir para aquellos jóvenes que esperan algo más de la vida, con un estilo muy sencillo.
Vivir pensando en los demás, hasta incluso, dar la vida

Blanca Polo, FMA